jueves, 30 de junio de 2011

Charlas de Carretera

Recordando horas y horas de carretera, en las que platicaba con el retrovisor y los recuerdos no podían revasarme. Ese último viaje, sin saber que era el último.

En el fresco recuerdo.

En el fresco recuerdo, los días lluviosos me recuerdan a ti.

Reírse de la Vida.

Reírse de la Vida. Brindar con la Muerte.

lunes, 27 de junio de 2011

Elegia Lamentable

"Desde este mismo instante seremos dos extraños.
Por estos pocos días, quién sabe cuántos años...

Yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido
–uno de ésos que nadie confiesa haber leído.

Y así, mañana, al vernos en la calle, al acaso,
tú bajarás los ojos y apretarás el paso,

y yo, discretamente, me cambiaré de acera,
o encenderé un cigarro, como si no te viera".

Poema del Desencanto

"Y comenzamos juntos un viaje hacia la aurora,
como dos fugitivos de la misma condena.
Lo que ignoraba entonces no he de callarlo ahora:
       No valías la pena.

Ya llegaba el otoño, y ardía el mediodía.
Sentí sed. Vi tu copa. Pensé que estaba llena,
pero acerqué mis labios y la encontré vacía.
        No valías la pena.

Te di a guardar un sueño, pero tú lo perdiste,
o acaso abrí mis surcos en la llanura ajena.
Es triste, pero es cierto. Por ser tan cierto, es triste:
       No valías la pena.

Fuiste el amor furtivo que va de lecho en lecho,
y el eslabón amable que es más que una cadena.
Pero hoy puedo decirte, sin rencor ni despecho:
        No valías la pena.

Me queda el desencanto del que enturbió una fuente,
o acaso el desaliento del que sembró en la arena.
Pero yo no te culpo. Te digo, simplemente:
        No valías la pena".

Poema de la Culpa

"Yo la amé, y era de otro, que también la quería.
Perdónala, Señor, porque la culpa es mía.

Después de haber besados sus cabellos de trigo,
nada importa la culpa, pues no importa el castigo.

Fue un pecado quererla, Señor, y sin embargo,
mis labios están dulces por ese amor amargo.

Ella fue como un agua callada que corría...
Si es culpa tener sed, toda la culpa es mía.

Era de otro. Era de otro, que no la merecía,
y por eso, en sus brazos, seguía siendo mía.

Era de otro, Señor. Pero hay cosas sin dueño:
Las rosas y los ríos, y el amor y el ensueño.

Una embriaguez extraña nos venció poco a poco:
Ella no fue culpable, Señor... ¡Ni yo tampoco!

La culpa es toda tuya, porque la hiciste bella,
y me diste los ojos para mirarla a ella.

Toda la culpa es tuya, pues me hiciste cobarde
para matar un sueño porque llegaba tarde".

domingo, 26 de junio de 2011

Elegía para Ti y para Mí

"Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tú te irás borrando lentamente en mi sueño.

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y uizás, poco a poco, dejaré de hacer versos,
bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusionesy los aburrimientos.
Tú, que nunca soñaste más que cosas posibles
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo".

Poema para el Crepúsculo

"Todo empieza a morir cuando nace el olvido.
Y es tan dulce buscar lo que no se ha perdido...

y aunque decimos: 'Todo se olvida, todo pasa...'
en la ceniza, a veces, nos sorprende una braza.

Tu amor, cuando era mío, no me pertenecía.
Hoy, aunque vas con otro, quizá eres más mía.

Tu amor es como el viento que cruza de repente:
Ni se ve ni se toca, pero existe y se siente.

Tu amor me negó siempre lo poco que pedí,
y hoy me da esta alegría de estar triste por ti.

Y, aunque creí olvidarte, pienso en ti todavía,
cuando, aun sin ser de noche, dejó de ser de día".

Canción para la Esposa Ajena

"Tal vez guardes mis libros en alguna gaveta,
sin que nadie descubra cuál relata tu historia,
pues serán, simplemente, los versos de un poeta,
tras de arrancar la página de la dedicatoria...

Y pasarán los años... Pero acaso algún día,
o acaso alguna noche que estés sola en tu lecho,
abrirás la gaveta –como una rebeldía,
y leeras mi libro– tal vez como un despecho.

Y brotará el perfume de una ilusión suprema
sobre tu descanso de esposa abandonada.
Y entonces, con orgullo, marcarás un poema...
y guardarás mi libro debajo de tu almohada".

Canción del Amor Lejano

"Ella no fue, entre otras, la más bella,
pero me dio el amor más hondo y largo.
Otras me amaron más; y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella.

Acaso fue porque la amé de lejos,
como a una estrella desde mi ventana...
Y la estrella que brilla más lejana
nos parece que tiene más reflejos.

Ella fue lo cercano en lo remoto,
pero llenaba todo lo vacío,
como el viento en las velas del navío,
como luz en el espejo roto.

Por eso aún pienso en la mujer aquella,
la que me dio el amor más hondo y largo.
Nunca fue mía. No era la más bella.
Otras me amaron más... Y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella".

Poema de la Despedida

"Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisite... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;
pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti".

Poema del Renunciamiento

"Pasarás por mi vida sin saber que pasaste.
Pasarás en silencio por mi amor, y, al pasar,
fingiré una sonrisa, como un dulce contraste
del dolor de quererte... y jamás lo sabrás".

Canciones

"La dulzura del alba nace de tu sonrisa,
y cuando alzas los ojos se encienden las estrellas.
Es un milagro simple que ilumina mi ensueño;
simple como una rama que florece en tu huerta.

Solo sé que sonríes y se detiene el tiempo,
y vuelan mariposas entre las hojas secas.

No sé más: El milagro se cumple noche a noche,
pues cuando alzas los ojos se encienden las estrellas.

Al final de mi sueño siempre encuentro tus ojos.
Por eso escucho a veces lo que calla tu boca.
Vas naciendo desnuda del fondo de mi sangre,
y me crecen las manos de esperarte en la sombra.

Déjame así, esperando, sin saber lo que espero,
con la sed indecible que me dejó tu boca.
Pues hoy, mientras morían las últimas estrellas,
al mirarte los ojos, supe que tú eras otra".

La Piedra

" Aquella tosca piedra, como un rostro deforme,
se alzaba junto a un río y a la sombra de un árbol.
Humilde, pero altiva, con su oscuro silencio,
erguía entre las hierbas su redondez de cráneo.

Las lluvias del otoño la vieron impasible;
impasible la vieron los soles de verano.
Y allí estaba la piedra con su quietud inútil.
Y las flores se abrían y cantaban los pájaros.

El árbol murmuraba: 'Yo florezco y doy sombra,
y alzo al sol mis ramajes como si fueran manos'.
El pájaro decía: 'Yo voy hacia la aurora,
y tengo el don supremo de la vida, pues canto'.
Y el río: 'Mi agua clara purifica la tierra;
soy la virtud fecunda y el próvido entusiasmo'.

Pero la tosca piedra callaba tércamente,
bajo la melancólica palidez de los astros.

El corazón del tiempo palpitaba en la sombra,
y entristeció en un siglo todo el bosque feliz.

Los pájaros callaron y se secó aquel río,
y envejeció aquel árbol de profunda raíz.

Y se abrieron entonces los ojos del silencio;
y pasaron mil años, y después otros mil.

El árbol, poco a poco, se conviertió en ceniza,
y el cauce fue estrechándose como una cicatriz.

El bosque se hizo un páramo, y el páramo un desierto.
Pero la piedra estaba allí".

domingo, 19 de junio de 2011

La Lámpara (fragmento)

"Era una humilde lámpara de aceite, pero ardía,
con un fulgor tranquilo y una ambición serena".

Canciones

"Por no seguir pensando por qué estarán tan altas las estrellas,
voy a contarme un cuento.
Voy a contarme un cuento con los ojos cerrados,
para olvidar un poco los caminos del tiempo.

Pero mi voz se aleja persiguiendo una mariposa,
y no encuentro la llave que abre la puerta del silencio.

Y, sin embargo, el árbol lleno de espuma verde
echa a viajar su música en el viento,
y en cada brusca esquina de la noche
tiembla de frío un sueño...

Y yo no encuentro la palabra
con que principia el cuento,
mientras a cada instante veo más altas las estrellas,
y siento en carne viva los latidos del tiempo".

Nocturnos (fragmentos)

"Ah, noche, noche! Aquel sabor profundo,
y aquel perfume tuyo, mío, nuestro...
Y aquel silencio tibio de tus manos,
y aquella sombra suave, suave, suave...

Aunque estás a mi lado te espero todavía,
pues tus ojos de entonces ya no son los de ahora...
Te tengo entre mis brazos, pero sé que no has vuelto,
y mis besos se mueren de silencio en tu boca".

Cartas a un joven novelista: El estilo

"[...] busque y encuentre su estilo. Lea muchísimo, porque es imposible tener un lenguaje rico, desenvuelto, sin leer abundante y buena literatura, y trate, en la medida de sus fuerzas, ya que ello no es fácil, de no imitar los estilos de los novelistas que más admira y que le han enseñado a amar la literatura. Imítelos en todo lo demás: en su dedicación, en su disciplina, en sus manías, y haga suyas, si las siente lícitas, sus convicciones".

Mario Vargas Llosa

Piedra de Sol

‎"Para que pueda ser, he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia".

Octavio Paz

Mírame bien


"Tenemos que aprenderlo todo otra vez:
yo a quererte a ti y tú a quererme a mi también.
Volver por el camino que inventamos,
empezarlo todo como la primera vez.
No dar por hecho que esto ya esta todo bien,
la historia que escribimos se puede borrar también:
No olvidar que lo nuestro fue una fuerza,
como el rio que te lleva sin dejarte respirar.

No dejemos que la vida coma nuestra verdad,
esto que tenemos y que no tiene igual.
No olvidarnos que un día hablé a tu alma
que se abrió como una flor y me dijo también...

Mírame bien. Te necesito igual
en algo tan pequeño como ver el dia pasar.
Mírame bien, y dime si me ves
haciendo algo tan sencillo como ver el sol caer".

Julieta Venegas

Habla

"Háblame, seas quien seas, pero habla,
Háblame con besos, no con palabras,
Mata este hastío que causa la soledad,
La falta de pasión, la falta de humedad.

Háblame para volver a creer en el amor,
Pues llevo mucho tiempo en esta estación
esperando que llegues en el silbido del tren,
Usa esa magia tuya que sólo yo puedo ver,

Y háblame al oído, no me dejes ir a dormir,
Pues si estoy inconsciente no te puedo oír,
-dormir no es soñar, porque mi sueño eres tú-,
Ayúdame a no confundir el norte con el sur.

Háblame, mujer, no me importa tu nombre,
¿Cuánto puede vivir sin amor un hombre?
Dímelo tú, yo no puedo decirlo a decir verdad,
Pues cada segundo es casi una eternidad.

Háblame, mujer, di aunque sea una palabra,
Di algo, antes de que mi inútil pecho se abra,
y muera otra vez, de hambre y sin salvación,
Este accesorio ya tan muerto, llamado corazón".

Hugo Ochoa

Hasta ese día

"Creo que te había olvidado,
había olvidado lo bella que eres,
el canto de sirena que es tu voz,
el consuelo que das si lo quieres,
la nostalgia profunda de tu adiós,
el calor de tu cuerpo encantado.

Creo que ya no recordaba
la savia dulce, miel de tu abrazo,
el color magenta de tus versos,
el melodioso sonar de tus pasos,
tus ansias, tus ganas, tus besos
y cómo los extraño, adorada.

Creo que estabas ausente
de mis recuerdos todo este tiempo,
no es que no te extrañara, claro,
solo que no tengo valor ni quiero,
ser de tu imagen solo un esclavo,
para mí, eso no es suficiente.

Creo que hasta ese día
Eras solo parte de mi pasado,
instantes mágicos, de cuento,
y otros que quizás no tanto...
hasta ese día, al verte a mi lado
creía que el dolor no volvería".

Hugo Ochoa

Ámame hoy (fragmento)

"Dime si en verdad
somos solos o solo somos
un par de muertos,
un par de amantes que,
sin saber de nada,
se saben uno del otro
y aunque quieran,
no quieren sino amarse
quererse, odiarse
como dos locos perdidos
perdidos y olvidados".



Hugo Ochoa

Hazme

"Hazme una broma,
de esas pesadas que odias,
y dime por un instante
que no recuerdas mi mirada,
que las calles no son frías
cuando no usas mis abrigos,
que mi beso no fue nada
y no merezco tu amor.

Hazme un candado
que me impida moverme
y llegar allí junto a ti,
una llave Nelson doble
que nos inmovilice
a mí y a este corazón
que late y me ruega
acercarlo al tuyo.

Hazme una fotografía,
tómamela mientras duermo,
con mis ojos llorosos
y mi boca gritando tu nombre,
mi piel extrañándote,
con mi angustia por verte
pero viéndote porque
a diario te sueño.

Hazme lo que quieras,
pero hazme tuyo,
porque esta noche
aquí, conmigo,
no podrás escapar
de este destino
que nos unió".


Hugo Ochoa

Quiero

"Quiero despertar mañana
y que ya haya pasado mucho tiempo,
que el presente y tu lejanía se unan,
se amen con pasión certera,
y se vayan juntos de aquí,
se marchen y nunca vuelvan.

Quiero un poco de tus labios
en una dosis que no sea adictiva,
pues sé que si los tengo y se van,
despertaré sudoroso, dolorido,
tirado en el suelo, famélico,
cansado de tanto no tenerte.

Quiero que deje de doler tu ausencia
pero más quiero, mucho más que eso
quiero que deje de doler tu presencia,
que tenerte cerca me llene de alegría
de saberte mía y no saberte ajena,
quiero que me des un poquito de paz.

Quiero tener tu foto allí
en mi mesita de noche, donde tiene
un espacio reservado, junto a la lámpara,
quiero una foto amorosa contigo,
tomarla mientras miras mis ojos de amor
o mientras lees algún poema perdido.

Quiero que este dolor y el presente se unan,
se amen con pasión certera,
y se vayan juntos de aquí,
se marchen y nunca vuelvan.
y es que quiero, quiero tanto...
quiero tenerte... quiero...
quiero..
quiérote".


Hugo Ochoa

Eres como las nubes

"Puedo tratar de engañarme a mí mismo
y decirme que eres como el mar,
que vienes como oleaje y luego te vas,
y no eres herida de fuego amigo,
que no pides a cambio más de lo que das,
que no eres mi cárcel, mi castigo,
el fiscal en mi juicio y mi único testigo,
que sigues siendo mi otra mitad.

Puedo querer hacerme el inocente
y decir que eres tenue como brisa de lunes,
cuando sé que eres como las nubes,
tomas miles de hermosas formas diferentes,
y traes tormentas que todo destruyen,
cubres las luces del sol y nunca te arrepientes,
dices que ya te alejas, pero mientes,
quieres ver cómo tus estragos se difunden.

Puedo fingir ser ingenuo mientras olvido
tu figura que es tan inolvidable,
mientras olvido tu mente que es toda arte,
y a toda tú que eres un ser divino,
Mientras me convenzo de poder olvidarte,
pero olvidarte es olvidarme a mí mismo
y olvidar tu cuerpo es también olvidar el mío,
borrarte del mundo también es borrarme".

Hugo Ochoa

Hay amor

"Hay amor del de diario,
de unos cuantos que creen amar,
la gente común, los Pedros y las Carmelas,
que sudan las palmas,
que mojan los labios,
que destienden las camas a gritos,
fingiendo hacer eso que le llaman amor.

Hay amor del de para toda la vida,
el de los abuelos,
a quienes entierran juntos
en la misma caja, bajo la misma tierra,
que nacieron para amarse y murieron amándose.

Hay amor del de morir,
diferente al de para para toda la vida,
igual en principio, pero diferente,
porque cuando es del de morir,
uno muere porque ama,
en el otro, ama hasta morir...

Prefiero morir de amor porque
-y, ¿quién puede decir lo contrario?-
morir de amor no es morir,
sino vivir para siempre".

Hugo Ochoa

José ha amado

"Habrá una mala hora,
años más allá del horizonte cercano,
en que la muerte toque mi puerta
y con su ósea mano me tome
y me lleve cual niño pequeño
a través de las calles y los parques,
una mala hora en que deje este mundo,
en que me marche para siempre
y no vuelva jamás.

Habré vivido y habré mentido,
(¡qué va! si son la misma cosa)
Soñando siempre, como todo humano,
tomando caminos erróneos, perdidos,
llenando a diario la vida de vida misma,
cuando esa mala hora llegue,
espero estar preparado,
espero haber cumplido con mis encargos,
con mis mandas,
y quiero que me entierren sin caja
en un lugar alejado donde mi muerte
no sirva de ejemplo de vida, porque no lo habrá sido.

Quiero que en mi epitafio se ecriba:
"Aquí yace José y José ha amado"
Quiero que diga que amé,
que escuché siempre buen consejo,
que caminé por cuerdas flojas y, a veces, caí,
que miré los cielos estrellados sonriendo,
que siempre luché por la justicia,
que la justicia me definió,
quiero haber cumplido con mi encomienda
de luchar por un mundo mejor,
quiero que mi epitafio diga:
"Aquí yace José y José ha amado."

Habrá esa mala hora que nos llega a todos
en que llegue la muerte y me saque del sueño,
de este sueño que es la vida,
y espero estar preparado:
espero haber realmente vivido para poder morir;
Si llegas en la fecha correcta, bendita muerte,
te abriré la puerta y te recibiré con un buen café,
platicaré contigo y me llevarás al fin contigo
para reencontrarme con esa gente
que amé y que te habrás llevado...
Maldita muerte, si llegas antes de tu cita,
te estaré esperando en pie de guerra,
no me iré contigo sin oponer batalla".

Hugo Ochoa

Di que sí

"Dame un sí como se da la mano a un conocido,
dame un sí como das una sonrisa al espejo,
un sí que vuelva pronto, o que no se vaya,
dame un sí por desprecio, un sí por error,
dame ese sí que calme esta angustia
aunque sea por altruismo, por lástima.
Di que sí aunque sea sólo para salir de tu camino".

Hugo Ochoa

Si Fueras

"Si fueras esa luz que se filtra
por mi ventana cada mañana,
aquélla que me despierta
y me hace sentir vivo, respirar...
si fueras el viento que acaricia mi cara,
si fueras un poco más mía
de lo que siempre has sido,
(o de lo que nunca has sido),
si fueses promesa cumplida,
porvenir duradero,
ocaso en el océano...
Si fueras mía, no habría errores,
no habría perdones
porque no habría nada qué disculpar.


Si fueras la indicada,
si fueras a ser mía,
ya lo serías.
Si fuéramos el uno para el otro,
no estarías tan lejos, sino en mis brazos,
en mis ojos cada que los abriera,
en mis manos cada que tocara.
Si fueras la indicada
para sanar este corazón herido,
olvidado al fondo de un cajón,
no dormirías sola esta noche
ni ninguna, porque te acompañaría,
estaría contigo en cada suspiro,
en cada beso que te da la almohada.


Porque si fuera yo
tu príncipe azul,
te despertaría todas las mañanas con un beso.
Si fueras tú mi princesa,
no habría manzanas envenenadas,
ni calabazas a media noche,
ni pequeñas tacitas parlanchinas,
ni árboles sabios,
ni espuma de mar...
sólo finales felices".


Hugo Ochoa