miércoles, 19 de mayo de 2010

En la central camionera.

Estar en la central camionera no es mas que la reivindicacion del paranoico que llevo dentro. Y no es paranoia por la ola de inseguridad que nos azota. No. Es paranoia a todo lo demas. Definitivamente no es a la inseguridad, porque hay un policia frente de mi, recargado en la pared, esperando cobrar su quincena, fumando un cigarro, esperando no estar en el momento equivocado en el momento equivocado. Al final de cuentas, es buen placebo.
Paranoia a todo lo de mas. No paranoia, solo un paranoico con apatia. Estar aqui es una prueba de resistencia. Hace calor. Puedo sentir como las gotas de sudor recorren mi cuello, incluso como hace mechones en mi cabello. Los asientos feos y duros me recuerdan a la Seleccion Mexicana de Futbol, pues estan pintados de verde y blanco. La senora que esta en la banca de enfrente estnudo y no se tapo la boca ni la nariz. Eso demuestra mi hipotesis de que el problema social, economico y politico en el cual nos sumergimos toos dias como pais, pueblo y nacion, se debe a la falta de educacion. Si no hay respeto en las cosas mas sencillas como el no aventarle los mocos y microbios al projimo, jamas trascenderemos como sociedad.
Hay un Cyber cafe como jamas lo habia visto. Las computadoras estan dentro de cajas metalicas que las protejen de atentados por parte del usuario. Hay que depositar una moneda para que la computadora funcione por unos minutos. Desde donde estoy sentado no alcanzo a ver el datalle, y la verdad me siento muy apatico como para ir a levantar una auditoria. Y menos ahora que uno de los usuarios acaba de estornudar sobre el teclado. Un usuario en los 30s, con traje barato y lentes que parece que le pidio prestados a su papa. (Estoy pensando en algo muy polemico como para plasmarlo en este blog). Vuelvo a lo mismo la falta de educacion nos hace violentar los derechos de los demas. Hay una relacion directamente proporcional entre la educacion respecto a la ambicion y el deseo de superacion.
Veo a una persona sordomuda hablando. Y me pregunto realmente cual es la diferencia entre su lenguaje y el mio. El, entre senas y risas despide en el anden a sus seres queridos. Yo, por mi parte, con mis dedos danzando sobre el teclado de mi telefono, comparto risas silenciosas con la mujer que amo. El, y yo, comunicandonos en silencio; ellas, leyendo nuestras senales.
Traigo un libro para leer. Muy bueno, por cierto, pero no quiero leer, quiero aprovechar este oasis de inspiracion que me refleja como un espejo.
Ya se apagaron las luces, ya pusieron una pelicula con una pesima traduccion. La tortura comienza, me faltan 9 horas. Al menos nadie ha estornuda y el autobus viaja a 105 kilometros por hora.
Veremos que es lo que encontramos en el camino. Mientras tanto seguire redactando en los libros de mi mente paginas y paginas interminables escritas con la tinta de mis suennos, que no quiero compartir con nadie.
Deboramos kilometros, seguimos para adelante.
JG

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